LOS MARES DEL SUR

Poco podía saber Bastidas, el capitán de la Santa María de Gracia, que el joven que vomitaba por la borda en su primer viaje por el mar iba a desempeñar un papel trascendental en la conquista del Nuevo Mundo, recién descubierto y que hasta el día de hoy es así reconocido por la historia.

Después de dos años en la Española al servicio del Gobernador, el joven Vasco Núñez de Balboa se embarcó en la primera expedición a tierra firme. La expedición de Nicuesa demostró ser un desastre y o fue hasta que Balboa tomó el mando de los supervivientes, que los españoles consiguieron asentarse en Darién. Desgraciadamente, la envidia hizo que las malas lenguas hicieran llegar al rey una serie de calumnias acusando a Balboa de toda clase de delitos. La Corona mandó a Pedrarias como Gobernador, pero este demostró estar interesado sólo en hacerse con el oro de Darién.

Entretanto, Balboa descubrió el océano Pacífico lo que provocó la envidia de Pedrarias, pues el rey le nombró Aelantado de todas las tierras que se descubireran en los Mares del Sur.

La envidia de Pedrarias le hizo tender una celada a Balboa acusándole de traición al rey y ordenó que le decapitasen sin darle oportunidad de defenderse.

Curiosamente, el sargento al mando de la tropa que custodiaba al reo mientras lo ajusticiaban se llamaba Francisco Pizarro.

Cuenta la leyenda que cuando Pedrarias mandó levantar el usual aviso que se ponía cuando se ejecutaba a un criminal: ESTE HOMBRE HA SIDO EJECUTADO POR TRAIDOR AL REY, ETC., ETC., una yegua que pasaba por las cercanías se acercó, arrancó el papel con los dientes, lo pisoteó y se volvió a pastar.

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Editorial Mundo Conocido