Barbarroja, rey de Argel

Con la conquista del Reino de Granada y la expulsión de los moros de España por los Reyes Católicos no se dio fin a los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. Las fronteras sencillamente se trasladaron de la tierra al mar, y los Ejércitos de Alá se convirtieron en galeras de corsarios sedientos de sangre y de venganza. Daba comienzo una guerra que duró ciento cincuenta años.

Mientras en España, Cisneros preparaba una cruzada que llevaría a los ejércitos españoles a Jerusalén, en el norte de África la figura de un antiguo galeote turco de barba rojiza se proclamaba Rey de Argel.